Víctimas de Mapiripán: El renacer de 20 familias luego de la tragedia
20 familias víctimas de Mapiripán lideran un proyecto productivo en el predio La Esperanza en Restrepo, Meta.
ASOMUDEM produce tilapia, gallinas y cultivos para autoconsumo.
Se sembraron 342 plantas de 20 especies en enero de 2025
El predio fue entregado por la SAE en mayo de 2024.
El terreno pertenecía a redes criminales del ‘Loco Barrera’.
Bogotá, 29 de julio de 2025. En julio de 1997, el país fue testigo de una de las más cruentas tragedias del conflicto armado: la masacre de Mapiripán. Decenas de personas fueron brutalmente asesinadas por grupos paramilitares, mientras cientos más fueron desplazadas, todo ante la inacción de las autoridades. De aquella violencia quedaron cicatrices profundas, pero también emergió una poderosa historia de resistencia y reconstrucción.
Hoy, casi tres décadas después, 20 familias víctimas de esa masacre —17 lideradas por mujeres— están transformando su dolor en vida productiva, digna y sostenible en el predio La Esperanza, ubicado en la vereda Los Medios del municipio de Restrepo, Meta, y antes vinculada a las redes criminales del narcotraficante Daniel Barrera Barrera, alias ‘Loco Barrera’. Gracias a la articulación institucional liderada por la Sociedad de Activos Especiales (SAE), y a través de la figura de asignación provisional, el predio fue entregado en mayo de 2024 a la Asociación de Mujeres Campesinas Desplazadas del Meta (ASOMUDEM), con el respaldo de resoluciones 297 y 880 de 2024.
“El predio La Esperanza es el reflejo de lo que significa la justicia transformadora: un territorio antes marcado por la violencia y el despojo, hoy florece gracias al trabajo digno de mujeres valientes que convirtieron el dolor en siembra y el desplazamiento en arraigo. Desde la SAE, seguiremos trabajando para que los bienes incautados a la criminalidad regresen al pueblo colombiano en forma de oportunidades y esperanza, afirma la presidenta de la SAE, Amelia Pérez Parra”.
Desde su llegada, ASOMUDEM ha reactivado con éxito las capacidades productivas del terreno, implementando un sistema diversificado de producción agrícola y pecuaria. Hoy, este proyecto es ejemplo nacional de soberanía alimentaria, gestión comunitaria y resiliencia.
En el componente pecuario, se han criado 80 gallinas en modalidad semipastoreo y se consolidó un sistema piscícola con especies como cachama blanca, tilapia nilótica y tilapia roja, con una producción de más de 14 toneladas en un ciclo que involucró la siembra de más de 41.000 alevinos. Por su parte, el componente agrícola abarca más de 20 cultivos destinados al autoconsumo, incluyendo plátano, yuca, tomate, ají, cebolla, maíz, cilantro, zapote, patilla y aguacate, entre muchos otros.
En enero de 2025 se sembraron más de 340 plantas de diversas especies, se cosecharon ahuyamas de hasta 6 kg. y maíces con rendimiento promedio de 60 kg. Además, ya se inició el cultivo de plantas medicinales y se avanza en la reproducción de cultivos tradicionales. Esta diversificación ha permitido mejorar la dieta de las familias, recuperar prácticas agrícolas ancestrales y avanzar hacia la seguridad alimentaria de la comunidad.
Este proceso ha sido acompañado por entidades como la Unidad para las Víctimas, la Agencia de Desarrollo Rural, la Defensoría del Pueblo, la Alcaldía de Restrepo, la AUNAP y la autoridad ambiental Cormacarena, entre otras. Su respaldo ha sido fundamental para la formación, el aprendizaje colectivo y la autogestión del proyecto.
El predio La Esperanza, que en el pasado estuvo vinculado a investigaciones por lavado de activos y enriquecimiento ilícito —según la Fiscalía General de la Nación— hoy simboliza el giro total hacia la justicia social. Propiedades antes usadas por redes criminales ahora son escenario de transformación, dignidad y futuro en manos de quienes más han sufrido el conflicto.
Desde la SAE reafirmamos nuestro compromiso con la reparación transformadora, facilitando que los bienes incautados a la criminalidad sean devueltos a la sociedad en forma de proyectos productivos, sostenibles y liderados por comunidades como ASOMUDEM. La historia de estas mujeres campesinas desplazadas es, sin duda, una inspiración para todo el país.
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